‘El Niño’ en Colombia y la oportunidad de construir un futuro energético sostenible
Por: Juan Ricardo Ortega, presidente GEB
En Colombia, un país bendecido con riquezas naturales, enfrentamos un desafío recurrente que pone a prueba nuestra resiliencia: el fenómeno de ‘El Niño’. Este fenómeno climático que se caracteriza en Colombia por una disminución de lluvias respecto de la condición normal ha llegado y se fortalecerá durante el segundo semestre de 2023 e inicios de 2024, tal como lo confirman los expertos oficiales. Pero ¿qué significa esto para todos nosotros?
En primer lugar, cabe resaltar que contamos con una sólida oferta de energía que nos permitirá satisfacer la demanda prevista en la proximidad de la coyuntura. Sin embargo, la preocupación crece respecto a la duración e intensidad de este fenómeno climático. ¿Por qué? Porque si los proyectos de generación y transmisión que actualmente están en desarrollo no entran en funcionamiento a tiempo, nuestro sistema eléctrico irá perdiendo flexibilidad y capacidad de respuesta, además de disminuir la oferta contractual y aumentar los costos de suministro de energía al tener que recurrir a la generación térmica en lugar de aprovechar al máximo las fuentes de energía renovable que podrían estar entregando energía al país.
Entonces ¿cuál es la relación entre los proyectos en ejecución y el Fenómeno de El Niño? A medida que el fenómeno de El Niño se intensifique, el retraso en los proyectos de generación y transmisión de energía se verá reflejado en un aumento en el precio de la electricidad, lo cual golpeará con mayor dureza a los usuarios cuyos proveedores están mayormente expuestos a los precios de Bolsa. Entre estos, se encuentran empresas destacadas como Electrificadora del Huila, Electrocaquetá y DISPAC que brindan servicio en regiones donde, según el DANE, la pobreza supera la media nacional.
En este sentido, enfrentamos una encrucijada crítica en Colombia, donde la concreción de los proyectos de generación y transmisión de energía eléctrica se vuelve una necesidad apremiante. Miles de hogares claman por una solución a esta problemática que afecta sus bolsillos y calidad de vida.
Nos encontramos en un momento crucial que requiere una articulación efectiva entre instituciones, empresas y sociedad civil para que, a través de una colaboración decidida y coordinada, podamos poner en marcha estos proyectos de infraestructura clave y asegurar nuestra capacidad de respuesta para satisfacer la demanda energética actual y futura de forma sostenible.
Ahora, para superar este desafío, no basta con trabajar coordinadamente en el desarrollo de los proyectos. También es importante que promovamos la eficiencia energética en todos los sectores. Adoptar tecnologías más eficientes tanto en nuestros hogares como en la industria nos permitirá optimizar el consumo de energía y minimizar el impacto de ‘El Niño’ en nuestra economía y calidad de vida.
Imaginen el poder de reducir nuestro consumo y vender ese excedente en el Mercado Mayorista, lo cual sería una medida innovadora y efectiva. Para lograr esto, es esencial ajustar la regulación actual, permitiendo la participación activa de los consumidores y garantizando una remuneración simétrica en relación con los recursos de generación.
Además, es importante fomentar la participación de los consumidores regulados en esquemas que promuevan un uso responsable de la energía, mediante tarifas diferenciadas según la cantidad de energía consumida. Esto incentivará a los usuarios a utilizar la energía de forma consciente, adaptando su consumo a sus necesidades y posibilidades.
La clave radica en establecer un entorno propicio que fomente la adopción de tecnologías energéticas más eficientes. Esto incluye tanto a nivel residencial como industrial. Si cada hogar y empresa se une a este esfuerzo, estaremos construyendo un futuro más sostenible y resiliente para todos.
No podemos subestimar la magnitud de este desafío, pero tampoco podemos dejar pasar la oportunidad que se nos presenta. Colombia ha demostrado una y otra vez su capacidad para superar adversidades. Ahora es el momento de unirnos, gobierno, empresas y ciudadanos, para hacer frente a ‘El Niño’ con audacia y visión a largo plazo.